SOCIEDAD DE LA INFORMACION

SOCIEDAD DE LA INFORMACION

SOCIEDAD DE LA INFORMACION

De hecho, a quienes es más probable que les suceda tal cosa es a quienes viven dentro de comunidades nootrópicas, esto es, comunidades orientadas a desarrollar procesos basados en el conocimiento o generadores de conocimiento, porque –una vez más conviene insistir en ello- lo esencial no es la información, sino la cantidad y clase de conocimiento que ésta contiene. Siempre que nos refiramos a procesos cognitivos, no a mera comunicación social, es preciso admitir la supremacía del conocimiento sobre la información.

 

 

 

Transcurridos unos diez mil años del período Holoceno, la Humanidad vive en la era del conocimiento. De ahí se deriva que vive también en la era de la fragmentación del conocimiento, en la era de la complejidad, y por supuesto en la era de la información y de la comunicación.

Podemos asumir como una metáfora útil que todas las ideas, obras de arte, lenguas, ideologías, músicas, poemas, ecuaciones matemáticas, fórmulas químicas, teorías, datos registrados sobre la Naturaleza, diseños, textos, fotografías, religiones, ritos, mitos, … , constituyen la primera estructura noosférica: es el reservorio del conocimiento, el territorio universal de los productos de la inteligencia humana.

Bien mirado, el entorno artificial en el que viven los humanos es otra estructura de la noosfera, ya que sus elementos tangibles, siempre renovables, sean viviendas, muebles, iglesias, puentes, aviones, fábricas, redes eléctricas, carreteras, ordenadores, lentes de contacto, instrumentos musicales, sean procesos u organizaciones sociales, proceden de la aplicación del conocimiento. Cabe subrayar a este respecto que los cambios potenciales secundarios a la explosión y aplicación sistemática del conocimiento desbordan largamente la capacidad humana individual de comprensión y asimilación.

Han implementado resortes sociales, instrumentos políticos y materiales, recursos y sistemas “atractores” para incentivar y facilitar los procesos relacionados con el conocimiento, bien sea acceso a él, almacenaje, difusión, creación, debate, utilización: Bibliotecas, museos, infraestructuras técnicas, conservatorios musicales, teatros, campos deportivos, universidades, centros de saber, academias eruditas, laboratorios y centros de I + D, instituciones culturales, colegios profesionales, fundaciones, publicaciones, leyes, iniciativas institucionales, partidas presupuestarias, empresas que transforman conocimiento en valor, etcétera.

 

 

Copias de la noosfera en acción

 

El centro, ya no único pero sí último, de producción y explotación de la noosfera son las mentes humanas. Los seres humanos aprenden de otros seres humanos por imitación o repitiendo acciones ya probadas hasta conseguir ciertas destrezas. Sin embargo, los genuinos canales multiplicadores del conocimiento han sido los contenedores portables de información, especialmente el libro impreso. Bajo muy diversos grados, formas y categorías, las sociedades actuales son todas sociedades de conocimiento y sociedades de información, simplemente por una cuestión de evolución. Dado que sólo es operativo el conocimiento que se construye en la mente (o en alguno de sus derivados), el proceso individual –y por extensión el grupal o societario- de extraer conocimiento de la información noosférica deviene en dispositivo social básico.

 

En el año 1991 publiqué en Claves de Razón Práctica un extenso artículo titulado “La sociedad informatizada: Apuntes para una patología de la técnica”, en el que, para analizar, entre otros, los efectos de la hiperinformación, dibujaba un flujograma básico de los procesos individuales cognoscitivos que transforman la información que contiene conocimiento en conocimiento adquirido, y luego, en una fase posterior y disociada, aplican este conocimiento en algún tipo de acción. Con la perspectiva actual, y las reflexiones del presente artículo, el conjunto formado por estos dos trabajos podría constituir la base para un modelo general de los flujos de información y conocimiento en la “nueva” economía, también llamada economía del conocimiento o economía creativa.

Pero, desde el punto de vista de la noosfera, entendida en su acepción de inventario del conocimiento de la Humanidad, ese ensayo es un registro informativo de conocimiento, y por ello lo computamos como conocimiento.

El segundo lector posee, de entrada, un nivel de conocimientos que lo capacita potencialmente para aplicar las claves que descodifican los significados de los conceptos que componen el conocimiento contenido en esa información y está dispuesto a hacer el esfuerzo para metabolizarla e incorporarla como conocimiento propio, adaptado a sus características intelectuales. Al final del esfuerzo, el lector se habrá convertido en poseedor, ciertamente no exclusivo, de una copia mental de un pedazo de conocimiento almacenado en la noosfera.

 

En el esquema descrito se recorre una secuencia general de etapas y elementos, que enumerativamente son: a ) información/conocimiento procedente de la noosfera-reservorio; b) conocimientos previos y esfuerzo por parte del individuo; c) conocimiento adquirido, compuesto por una cierta “copia” mental de alguna parcela de la noosfera; d) más esfuerzo; y f) acción.

Un ejemplo de sociedad de conocimiento de baja intensidad, y por tanto una sociedad reproductora, imitativa, débilmente nootrópica, es aquella en que se realicen mayoritariamente procesos con conocimientos elementales y bajos esfuerzos, por mucha información que circule, como es el caso conocido del consumo masivo de los medios de comunicación audiovisual, típicamente pasivos.

Copias vivas, que contienen conocimiento elaborado tal vez por los mejores ingenieros, físicos, médicos, economistas o contables.

De las repercusiones sobre los procesos cognoscitivos y consecuentemente sobre las actividades humanas en general, en las que es el tándem humano-máquina el agente activo, algunos han extraído la conclusión, precipitada a nuestro parecer, de que la gran mayoría de los humanos necesitarán saber cada vez menos. Cambios tan radicales alumbran oportunidades radiantes e individuos y conocimientos ganadores, pero también acarrean disfunciones, sufrimiento y muchos perdedores.

 

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